ANTIMEMORIAS - ANDRE
MALRAUX
Sur, Bs As, 1976, 19.5x13cm, 572 pp. Traducción de
Enrique Pezzoni.
Personaje representativo de la cultura francesa que
giró en torno al segundo tercio del siglo XX, en su vida se confunden los
elementos novelados del escritor con la expresión del hombre público, la
propaganda del político y la realidad de los hechos históricos que vivió. Esta
mezcolanza ha llevado a alguno de sus críticos, como el biógrafo Olivier Todd a
considerar a Malraux el primer escritor de su generación que logró edificar de
una manera eficaz su propio mito.
La intensa vida de Malraux demandaba unas memorias que
rindieran cuenta a la posteridad de la sinceridad de sus actos y del sentido de
sus convicciones. La autobiografía era su género preferido. En alguna parte
dijo que las memorias son los únicos libros que merecen ser escritos.
Las Antimemorias (1967) tienen la forma de una larga
reflexión, donde su autor recrea sus encuentros con Nehru, De Gaulle y Mao y se
interroga sobre la muerte, la condición humana, el significado del arte y la
existencia de Dios. “En estas páginas -confiesa-, sólo espero reunirme con el
arte y con la muerte”. La meditación sobre la muerte recorre todo el libro.
Malraux dedica muchas páginas de sus Antimemorias a la
reflexión sobre el arte. Su concepción del fenómeno estético se basa en que la
verdad y el arte coinciden en su búsqueda del sentido último de las cosas. La
verdad sólo acontece en la obra de arte, pues únicamente ella es capaz de
revelar el significado profundo de la realidad. Malraux opinaba, sin embargo,
que ni el arte ni el conocimiento pueden explicar el mal. Esta impotencia tal
vez proceda de que “el mal no es un
problema, sino un misterio”.
A veces los escritores se anticipan a su tiempo, pero
en otras ocasiones se quedan rezagados incluso antes de morir. No es el caso de
Malraux, que ha logrado convertirse en un clásico capaz de iluminar un presente
convulso. Es inevitable sentir nostalgia de un escritor que hizo de su vida una
aventura con grandes dosis de compromiso político y moral, pero también con un
notable afán de no pasar desapercibido. Sus Antimemorias son las memorias de un
hombre que siempre contempló la muerte como un mero obstáculo incapaz de
frustrar su anhelo de eternidad.
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