TEATRO DE
JACINTO BENAVENTE
Thomas Nelson
and Sons, París. Encuadernación
editorial. 1ra ed. 19??. 11.5x1, 479pp,
tapa dura, tela editorial. Con una introducción de Gregorio Martínez Sierra.
Contiene las siguientes obras:
+ Los Intereses Creados, estrenada en el Teatro Lara el
9 de diciembre de 1907.
+ Al Natural, estrenada en el Teatro Lara el 20 de
noviembre de 1903.
+ Rosas de otoño. Estrenada en el Teatro Español el 13
de abril de 1905.
En 1899, fundó en Madrid el Teatro Artístico, en el que
colaboró Valle Inclán y cuyo objetivo era representar un repertorio guiado por
los intereses exclusivos del arte y por su intencionalidad regeneracionista en
toda la amplitud del término. Su referencia más inmediata fue, como en otros
casos, el Teatro Libre, creado años antes por André Antoine en París. Entre sus
propósitos, aluden a la escenificación de obras minoritarias y es perceptible
un cierto elitismo endogámico en sus propuestas.
El éxito le llega con el nuevo siglo: La noche del
sábado (1903) y Rosas de otoño (1905) y Los intereses creados (1907),
considerada su obra maestra. Carreter escribe que "el público lo saca del
teatro materialmente en hombros, algunas noches de estreno" y obtiene
"la aquiescencia de críticos tan difíciles como Unamuno y Ortega y
Gasset".
Fue cofundador, el 11 de febrero de 1933, de la
Asociación de Amigos de la Unión Soviética, creada en unos tiempos en que la
derecha sostenía un tono condenatorio en relación a los relatos sobre las
conquistas y los problemas del socialismo en la URSS.
Durante la guerra civil, Benavente permaneció primero
en Madrid y luego en Valencia, donde las autoridades del Gobierno del Frente
Popular le homenajearon repetidamente y donde llegó a actuar en escena interpretando el papel de
Crispín en Los intereses creados.
Con el franquismo en el poder, se llegó incluso al
curioso extremo de permitir la puesta en escena de sus obras pero sin indicar
su nombre, que pasaba a ser "por el autor de La malquerida". No
obstante, su presencia en la Plaza de Oriente de Madrid, en la gran manifestación
profranquista de 1947 —presencia abundantemente comentada y fotografiada en la
prensa—, le congració el aprecio del régimen y terminó con el silencio oficial
que la censura había impuesto sobre su persona y sus obras.so a actuar en
escena interpretando el papel de Crispín en Los intereses creados.
Sus obras dominan los escenarios españoles del primer
tercio del siglo XX y aún continuará su presencia hasta mediados de siglo,
siendo el autor más valorado por el público de su tiempo. Su mejor teatro, a
juico de los estudiosos, es el de su primera etapa, la que va desde finales del
siglo XIX a los años 20. Esta etapa supone una ruptura con el posromanticismo y
lo que tiene de teatro declamatorio, incorporando el teatro realista a la
escena española. Es un teatro en prosa con estilo naturalista y las obras
divididas en tres actos, acorde con la tendencia de otros autores del momento.
Benavente dominaba los resortes teatrales, la
carpintería teatral. Los críticos de su obra coinciden en destacar su triple
condición de satírico, crítico implacable y analista sutil de la sociedad, así
como su dominio pleno de los recursos formales de la construcción de la pieza
teatral.7 No obstante, a juicio de sus críticos, su teatro tiene una serie de
limitaciones que derivan de su excesiva retórica en detrimento de la
dramaturgia, su estancamiento en las fórmulas teatrales de principios de siglo
XX y
de un teatro de consumo para la burguesía, el público
que entonces llenaba las salas.
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