EL HOMBRE QUE ESTA SOLO Y ESPERA (sin uso) - R. SCALABRINI ORTIZ
Hyspamerica, Madrid, 1986,
20x12.5, 177 p. Tapa dura, rustica editorial, ejemplar sin uso, excelente
estado.
No faltan comentadores
apresurados que le señalan desniveles (también se lo acusa de
"reaccionario") a su primer ensayo, El Hombre que está solo y espera,
oponiéndolo de alguna manera a sus múltiples trabajos posteriores. Si El
Hombre... implica el comienzo de una fractura con el pensamiento cosmopolita,
una lectura significativa de la obra demostrará que todos los ingredientes
básicos de la formación de la conciencia nacional aparecen enunciados en este
libro editado por Gleizer en 1931, para alcanzar varias ediciones en poco
tiempo. La gran receptividad en el público no es casual cuando se identifica
con una metodología que enfrenta la "realidad" versus
"teorización vacía". "Este libro compendia los sentimientos que
he soñado y proferido durante muchos años en las redacciones, cafés y calles de
Buenos Aires", confesará al final, suscribiendo un método de conocimiento
donde la experiencia sensible nutre al observado que se "transforma en
conejillo de indias y experimentador, simultáneamente".
La invención de
nuevos patrones para medir el contorno impedirán, así, la seducción ideológica
ante los objetos ideales fijados, requiriendo de la práctica crítica como
modelo de análisis. Entonces la apariencia externa de los hechos debe ser
desechada y la opción por un "buceo en el ambiente", para sentir,
pensar y actuar, sobreviene como recurso. "Con virgen encantamiento de
niño, me abandonaré a la contemplación del mundo", escribe, y conecta su
inmersión en la realidad sin dejarse llevar por preconceptos convencionales. La
obra se articula en una triple dimensión: a) trasmite lo que piensa Scalabrini
Ortiz, b) describe lo que siente el Hombre de Corrientes y Esmeralda, c) expone
lo que el Hombre -suelto, desprendido del escritor- dicta, corrige y enseña al
autor para salvarlo de las imprecisiones y orientarlo hacia el "espíritu
de la tierra". La descripción de lo concreto y sustantivo es, pues, el
rasgo epistemológico del ensayo, que asalta la realidad porteña -ese resumen
tipificado de medianía metropolitana- como expresión límite de una doble
postergación.
El pensamiento de Scalabrini
continúa la mejor herencia del existencialismo espiritualista occidental. Su
preocupación por el hombre lo ubican no solamente como iniciador del
pensamiento nacional argentino, sino también como profundo crítico de la
sociedad burguesa. Al denunciar la sociedad colonizada desmenuzó, por consiguiente,
a la base contradictoria que la posibilita, y su metodología materialista, sus
propuestas políticas e ideológicas inscriben un precedente óptimo del nuevo
humanismo argentino y latinoamericano que el pueblo está forjando, del
socialismo que se acerca.
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