LAS FLORES DEL MAL
- CHARLES BAUDELAIRE
EDAF,
Madrid, 1963, 11.5x18.5, 317 p. Traducción y prólogo de Angel
Lázaro. Tapa blanda, rustica editorial, ejemplar sin uso, excelente
estado.
El 25
de junio de 1857 se pusieron a la venta
1.300 ejemplares de “Las flores del
mal”, un poemario creado por el crítico de
arte, escritor y traductor francés Charles
Baudelaire que, cuatro
años más tarde, sería relanzado con algunas modificaciones.
A diferencia del primer lanzamiento, la segunda edición de “Las flores del mal” ofreció treinta poemas nuevos en reemplazo de algunos textos que fueron censurados tras haber sido acusados de blasfemos y de atentar contra la moral pública francesa, aunque esa versión tampoco sería la definitiva. La obra tal y como se conoce en la actualidad, apareció en 1868 e incluyó un total de 151 poemas. En algún momento, impulsado por el deseo de provocar y generar reacciones en la sociedad, Baudelaire, quien se ganó el apodo de “poeta maldito” por su estilo de vida y su concepción del mal, quiso bautizar a este trabajo como “Las lesbianas” o “Los limbos”. Bajo el nombre de “Las flores del mal” (título acusado de “efectista, pintoresco y confuso” por parte del crítico literario francés Albert Thibaudet), esta colección que supo generar algunas controversias consiguió ganarse un lugar destacado en el ámbito literario, gracias al cual no sólo fue traducida a una gran cantidad de idiomas sino que, además, hizo que estos poemas se mantuvieran presentes, hasta el día de hoy, en la mente de millones de lectores. Por esa razón, aunque, al terminar de leer este material, uno llegue a la conclusión de que no le ha gustado la propuesta, todo amante de la poesía debería leer “Las flores del mal”, un libro que, valiéndose de referencias basadas en la sensualidad, el romanticismo y el espiritualismo, y una estructura clásica pero, a la vez, audaz e innovadora, consiguió renovar el género que tanto se benefició con el talento de Baudelaire.
Cuando las flores del mal vio la luz en 1857, levantó las tiras del gobierno francés por las supuestas ofensas a la moral que contenía. La acusación de ultraje a las costumbres desató a su alrededor una curiosidad malsana que le permitiría alcanzar tiradas inauditas en una obra poética. Sin embargo, la sentencia obligaba a retirar seis poemas de las ediciones siguientes, que no fueron recuperadas hasta 1949, y el autor y sus editores fueron condenados a pagar una fuerte multa. Baudelaire (1821-1867), que había escrito esta obra con 23 años, sacudió los conocimientos de la conservadora sociedad francesa que no estaba preparada para esta colección de poemas que describen todas las experiencias humanas, desde las más sublimes hasta las más sórdidas, y que huyen de la vulgaridad y el tópico hacia terrenos tradicionalmente ignorados por la poesía como la pobreza, la vejez o la fealdad.
A diferencia del primer lanzamiento, la segunda edición de “Las flores del mal” ofreció treinta poemas nuevos en reemplazo de algunos textos que fueron censurados tras haber sido acusados de blasfemos y de atentar contra la moral pública francesa, aunque esa versión tampoco sería la definitiva. La obra tal y como se conoce en la actualidad, apareció en 1868 e incluyó un total de 151 poemas. En algún momento, impulsado por el deseo de provocar y generar reacciones en la sociedad, Baudelaire, quien se ganó el apodo de “poeta maldito” por su estilo de vida y su concepción del mal, quiso bautizar a este trabajo como “Las lesbianas” o “Los limbos”. Bajo el nombre de “Las flores del mal” (título acusado de “efectista, pintoresco y confuso” por parte del crítico literario francés Albert Thibaudet), esta colección que supo generar algunas controversias consiguió ganarse un lugar destacado en el ámbito literario, gracias al cual no sólo fue traducida a una gran cantidad de idiomas sino que, además, hizo que estos poemas se mantuvieran presentes, hasta el día de hoy, en la mente de millones de lectores. Por esa razón, aunque, al terminar de leer este material, uno llegue a la conclusión de que no le ha gustado la propuesta, todo amante de la poesía debería leer “Las flores del mal”, un libro que, valiéndose de referencias basadas en la sensualidad, el romanticismo y el espiritualismo, y una estructura clásica pero, a la vez, audaz e innovadora, consiguió renovar el género que tanto se benefició con el talento de Baudelaire.
Cuando las flores del mal vio la luz en 1857, levantó las tiras del gobierno francés por las supuestas ofensas a la moral que contenía. La acusación de ultraje a las costumbres desató a su alrededor una curiosidad malsana que le permitiría alcanzar tiradas inauditas en una obra poética. Sin embargo, la sentencia obligaba a retirar seis poemas de las ediciones siguientes, que no fueron recuperadas hasta 1949, y el autor y sus editores fueron condenados a pagar una fuerte multa. Baudelaire (1821-1867), que había escrito esta obra con 23 años, sacudió los conocimientos de la conservadora sociedad francesa que no estaba preparada para esta colección de poemas que describen todas las experiencias humanas, desde las más sublimes hasta las más sórdidas, y que huyen de la vulgaridad y el tópico hacia terrenos tradicionalmente ignorados por la poesía como la pobreza, la vejez o la fealdad.
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