NARCISO Y
GOLDMUNDO - HERMANN HESSE
Sudamericana, Bs As 1978, 17.5x12 cm, 412 pp.
Narciso y Goldmundo es una novela en la que el autor
resalta las cualidades de los complementarios opuestos, por vía de la oposición
y luego confluencia de los dos personajes que dan nombre a la obra que data de 1930.
Narciso representa la parte lógica, el erudito científico mientras que
Goldmundo encarna el espíritu artístico llamado a sentir el mundo en una escala
mayor, lleno de dicha y dolor. Se trata de una novela de “conciliación” de
antagonismos. Los dos personajes protagónicos de la misma, Narciso y Goldmundo,
siguen, cada uno, sus propios caminos, atraviesan -el uno y el otro- innumerables
desventuras y descubrimientos. Sus puntos de vista respectivos sobre el mundo,
sus cosmovisiones, bosquejan en el inicio trayectorias marcadamente
divergentes, para rencontrarse. Hesse
buscará conjugar a su manera sin quebrantarlo, un dualismo manifiesto entre
espíritu y materia, entre espiritualidad y animalidad, o entre la vocación y la
mirada de las ciencias y la de las artes. El núcleo de pensamiento fundamental
se halla en los dos últimos capítulos del libro. Allí, Hesse desarrolla, con
las palabras de Narciso, sus ideas rectoras, al concluir el desarrollo de los
hechos concretos. El contraste entre naturaleza y espíritu es el corazón de la
novela, en lo que concierne a la persecución y hallazgo de la verdad. Tanto
Narciso, que representa el espíritu, como Goldmundo que simboliza la
naturaleza, se han de sentir insatisfechos de sus respectivas búsquedas. Sus
caminos son parciales, y no representan la totalidad humana. De esta manera
Goldmundo se verá alejado de la espiritualidad y de la fe en Dios, en tanto que
Narciso, inmerso en ambas, se verá desprovisto del conocimiento de la vida
sensorial. Por último, algo de paz encontrarán al sentir que la bifurcación se
ha debido a la aceptación de la personal idiosincrasia, del sí mismo esencial.
Ahora bien, esta búsqueda de lo inherente al hombre, de
su misterio, no conduce en ninguno de los dos caminos a una respuesta, muy al
contrario; en la búsqueda del fin se alejan de sus orígenes, que son, en
definitiva, el objetivo perseguido. Vano esfuerzo, pues, el de la razón lógica,
aun siendo tan preclara como la de Narciso, e ímprobo trabajo el de la
intuición mística, aun mostrándose tan pura como la de Goldmundo. Verdadero
existencialismo, el hombre es sólo un ser incompleto y no realizado arrojado al
mundo. La Voluntad, esta vez de conocimiento y comprensión, es la que lo
mantiene alerta en esta vida.
El libro, en la forma, también es magnífico; su prosa,
sus pausas y su estilo son conmovedores, siendo la traducción muy bien
realizada, conservando la belleza del texto en la medida de lo posible.
En resumen, es una joya de la Literatura.
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