EL
DECAMERON - GIOVANNI BOCCACCIO
Circulo de lectores, Barcelona, 1ra ed., 21x13cm, 603
pp. Pleno
cuero editorial con inscripción en dorado en tapa y lomo, con cinta punto de
lectura. Director de la edición hispanoamericana: Jorge Luis Borges.
Introducción: German Arciniegas.
El Decamerón es un libro constituido por cien cuentos,
algunos de ellos novelas cortas, terminado por Boccaccio en 1351, alrededor de
tres temas: el amor, la inteligencia humana y la fortuna.
Para engarzar estas cien historias, Boccaccio
estableció un marco de referencia narrativo. La obra comienza con una
descripción de la peste bubónica (la epidemia de peste negra que golpeó a
Florencia en 1348), lo que da motivo a que un grupo de diez jóvenes, siete
mujeres y tres hombres que huyen de la plaga, se refugien en una villa en las
afueras de Florencia.
Con el fin de entretenerse, cada miembro del grupo
cuenta una historia por cada una de las diez noches que pasan en la villa, lo
que da nombre en griego al libro: δέκα déka 'diez' y ἡμέραι hēmérai 'días'.
Además, cada uno de los diez personajes se nombra jefe del grupo cada uno de
los diez días alternadamente. Cada día, a excepción del primero y noveno en que
los cuentos son de tema libre, uno de los jóvenes es nombrado «rey» y decide el
tema sobre el que versarán los cuentos.
Los temas son casi siempre profanos, a tono con la
mentalidad burguesa que empezaba a fraguarse en Florencia: la inteligencia
humana, la fortuna y el amor. Van desde «historias de mala suerte que
inesperadamente cambian hacia felicidad» (el día dos, bajo el liderazgo de
Filomena) hasta historias considerablemente más interesantes de «mujeres que
juegan engaños con sus maridos» (día siete, bajo el mandato de Dioneo).
Cada día también incluye una breve introducción y una
conclusión, que describen otras actividades diarias del grupo, además del
relato de historias. Estos interludios del cuento incluyen con frecuencia las
transcripciones de canciones populares italianas en verso.
La importancia del Decamerón estriba en gran parte en
su muy cuidada y elegante prosa, que estableció un modelo a imitar para los
futuros escritores del Renacimiento, pero también en haber constituido el molde
genérico de la futura novela cortesana, no sólo en Italia a través de los
llamados novellieri (Franco Sachetti, Mateo Bandello, Giraldi Cinthio, etc.),
sino en toda Europa. Se puede considerar el Decamerón como precursora del
Renacimiento por la concepción profana del hombre, la ausencia de rasgos
fantásticos o míticos, y la burla de los ideales medievales, lo que dotan a la
obra de un carácter claramente antropocéntrico y humanista.
Los personajes de Boccaccio son seres comunes,
defectuosos y desprovistos de cualquier valor noble, caballeresco o cortés,
propio de una sociedad feudal; por el contrario, destacan los ladrones,
embusteros y adúlteros, y se enaltece su astucia, que les permite salir airosos
de las situaciones descritas, a diferencia de la antigua concepción medieval,
donde el protagonista o héroe de la historia poseía facultades inherentes a su
ser, como la belleza o la fuerza, y asociadas siempre a la nobleza y la
divinidad. Finalmente, el fuerte sentido anticlerical de las historias de
Boccaccio le aleja de la concepción teocéntrica medieval.
El Decamerón se escribió cuando la Edad Media llegaba a
su fin. Así, mientras la peste arrasaba provocando estragos alrededor, en este
jardín florece todo un mundo de historias vitales y de sobrecargada
sensualidad. Todas las historias eróticas de Bocaccio se corresponden con la
imagen medieval de la mujer, proclive a caer en las tentaciones de la carne. Se
la considera como a una hija de la seductora Eva, muy difícil de saciar. Se
repite la idea de que si el marido no satisface a la mujer, ésta se procurará
el placer por otros caminos. El Decamerón pasa de modo decidido de la nouvelle
al libro extenso escrito en lengua italiana. De hecho es la primera obra en
prosa escrita en este idioma romance.
La iglesia católica, a través de la Inquisición,
incluyó este libro entre los prohibidos. A pesar de esta inclusión en la nómina
del Index librorum prohibitorum, la de Bocaccio constituyó una de las lecturas
preferidas por los clérigos.
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