Ediciones
de La Flor, Bs As, 1ra edición 1974, 12x20, 158 p. Tapa
blanda, rustica editorial, ejemplar sin uso, pero con manchas de
humedad en algunas paginas, según fotos.
Justo,
nacido en Argentina en 1902 y muerto en el 2003, o Lobodón Garra, o
Quebracho, de acuerdo a sus seudónimos más conocidos, fue una
figura importante de la cultura de izquierda criolla en la primera
mitad del siglo veinte y uno de los fundadores de los iniciales
agrupamientos trotskistas en el Río de la Plata, ademas de hijo del
presidente Justo.
Cinco
relatos que reúnen episodios disímiles ocurridos en diversos
territorios de América entre 1931 y 1935, “durante los días más
dramáticos de la crisis económica mundial” según afirma Liborio
Justo en
la presentación. Testimonian la llegada de los miles de inmigrantes
europeos a la Argentina y de qué manera son absorbidos por el mundo
del trabajo criollo y sus padeceres, el derrotero de la famosa
Columna Prestes en el Brasil, la sublevación de la escuadra de
guerra en Chile, las manifestaciones y huelgas de desesperados
trabajadores ocupados y desocupados que buscan qué comer en los
Estados Unidos de 1932, el levantamiento de las comunidades indígenas
y los mineros bolivianos al borde de la guerra del Chaco. Todos estos
sucesos se enhebran, o intentan hacerlo, de manera ejemplar en el
contexto que brinda “la época de transición que nos ha tocado
vivir”, según resume Justo y que subraya con una cita clásica de
Rosa Luxemburgo: “El camino del socialismo está sembrado de
derrotas, y sin embargo conduce paso a paso hacia el triunfo
definitivo”.
Una
de las cuestiones centrales que presenta su lectura es la
problemática de su clasificación genérica. Es claro y evidente que
no se trata de ficciones, así lo declara el propio autor en la
introducción, pero pese a ello Justo está sacando del cajón de la
literatura los recursos que le permiten ordenar y dar diferentes
énfasis y modulaciones a la historia que se cuenta; además el
conocimiento de su actividad como narrador de ficciones cercanas a lo
que, para sintetizar, se suele llamar realismo social, apunta en este
sentido. Hay en los textos elementos autobiográficos, reportajes,
recortes de diarios, citas de revistas, reproducción de afiches y
consignas políticas, letras de canciones populares, etc., es decir
un abanico documental tendiente a demostrar que “todos los sucesos
que se narran en este libro son históricos y ocurrieron”, según
al autor le interesa dejar bien establecido en el primer renglón del
prefacio. Los escritos tienen también cierto aspecto ensayístico;
de conjunto hoy podría calificárselos de periodismo de
investigación en el camino trazado por Rafael Barrett desde
comienzos del siglo veinte.
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