JUAN BAUTISTA
BAIGORRIA - PLACIDO GRELA
Ediciones Loa Arroyos, Rosario, 1ra ed. 1978, 20x14 cm,
64 pp. Con ilustraciones fuera de texto. Rústica editorial, ejemplar sin uso,
excelente estado.
Cabral, junto con Baigorria serían los dos granaderos
que le salvaron la vida al coronel San
Martín. Una cosa que llama la atención es el legajo del granadero Baigorria, ya
que cuando se le da de alta, no figura de donde procede, ni aparece el nombre de su padre ni el de su madre. No se
exhibe el día ni el año de su nacimiento. Es más, en el legajo no aparece que
estuvo en acción en 1813. Pero eso es algo comprobado, especialmente por los
testigos presenciales del Combate de San Lorenzo, como lo son el Dr. Julián
Navarro, cura párroco del Convento de San Lorenzo y el comerciante John Parish
Robertson que se encontraba de paso en su viaje a Paraguay y fue invitado por
San Martín para que observara el combate. Y es común a todos los
historiadores que abordan el relato del combate de San Lorenzo, describir el
momento en que el fuego de metralla del enemigo mata el caballo que montaba San
Martín y cuando aprieta la pierna izquierda del jefe del Regimiento de
Granaderos, viéndose imposibilitado para defenderse. Este es el momento en que
un sargento español, de apellido Almada, advierte que el jefe del enemigo está
en el suelo y enseguida se da cuenta que no puede oponer resistencia. San
Martín observa al soldado español que se le viene encima, levantando la hoja de
su bayoneta para bajarla de un solo golpe en el pecho ya que está
imposibilitado de salir del aprieto. San Martín tuerce el cuerpo hacia la
derecha y el bayonetazo le corta la cara. Esa es la herida en el rostro que
llevará durante toda su vida y que los retratistas han pintado en cada cuadro
en que lo han inmortalizado. Almada se
dispone a terminar con la vida de San Martín, aplicándole un bayonetazo final.
En ese instante, nada ni nadie se interpone entre los dos.
Pero ese es el
momento cuando surge de entre los entreverados hombres en combate el granadero
puntano Juan Bautista Baigorria, un rankel que se da cuenta de lo que está
sucediendo y sin titubear, le asesta un lanzazo al español Almada que cae
mortalmente herido. Esta acción heroica permite entonces que un grupo de
granaderos desmonte y cubran al jefe caído, para protegerlo parando a las bayonetas
que intentan liquidarlo. El correntino Cabral pone pie en tierra y toma a San
Martin por debajo de los brazos para sacarlo debajo del caballo y en esos
momentos un balazo lo mata. No hay duda que Baigorria se hallaba
muy cerca de su jefe, porque estaba en la primera fila de su escuadrón, como se
deduce del hecho de estar armado con lanza. Es sabido que al principio, y
debido a la escasez de sables, esa fila, la de choque, estaba armada de lanza y
pistola, mientras las otras tenían carabinas y sable de 26 pulgadas. Además,
Baigorria, por ser indio, manejaba la lanza con absoluta idoneidad.
Cabral fue ascendido y glorificado en el campo de
batalla. Baigorria mientras tanto no recibió ascenso, ni premio, ni distinción
alguna.
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