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martes, 6 de noviembre de 2012

JUAN BAUTISTA BAIGORRIA - PLACIDO GRELA


JUAN BAUTISTA BAIGORRIA   -    PLACIDO GRELA
Ediciones Loa Arroyos, Rosario, 1ra ed. 1978, 20x14 cm, 64 pp. Con ilustraciones fuera de texto. Rústica editorial, ejemplar sin uso, excelente estado.

Cabral, junto con Baigorria serían los dos granaderos que le salvaron la vida al coronel  San Martín. Una cosa que llama la atención es el legajo del granadero Baigorria, ya que cuando se le da de alta, no figura de donde procede, ni aparece el  nombre de su padre ni el de su madre. No se exhibe el día ni el año de su nacimiento. Es más, en el legajo no aparece que estuvo en acción en 1813. Pero eso es algo comprobado, especialmente por los testigos presenciales del Combate de San Lorenzo, como lo son el Dr. Julián Navarro, cura párroco del Convento de San Lorenzo y el comerciante John Parish Robertson que se encontraba de paso en su viaje a Paraguay y fue invitado por San Martín para que observara el combate. Y es común a todos los historiadores que abordan el relato del combate de San Lorenzo, describir el momento en que el fuego de metralla del enemigo mata el caballo que montaba San Martín y cuando aprieta la pierna izquierda del jefe del Regimiento de Granaderos, viéndose imposibilitado para defenderse. Este es el momento en que un sargento español, de apellido Almada, advierte que el jefe del enemigo está en el suelo y enseguida se da cuenta que no puede oponer resistencia. San Martín observa al soldado español que se le viene encima, levantando la hoja de su bayoneta para bajarla de un solo golpe en el pecho ya que está imposibilitado de salir del aprieto. San Martín tuerce el cuerpo hacia la derecha y el bayonetazo le corta la cara. Esa es la herida en el rostro que llevará durante toda su vida y que los retratistas han pintado en cada cuadro en que lo han inmortalizado.  Almada se dispone a terminar con la vida de San Martín, aplicándole un bayonetazo final. En ese instante, nada ni nadie se interpone entre los dos. Pero ese es el momento cuando surge de entre los entreverados hombres en combate el granadero puntano Juan Bautista Baigorria, un rankel que se da cuenta de lo que está sucediendo y sin titubear, le asesta un lanzazo al español Almada que cae mortalmente herido. Esta acción heroica permite entonces que un grupo de granaderos desmonte y cubran al jefe caído, para protegerlo parando a las bayonetas que intentan liquidarlo. El correntino Cabral pone pie en tierra y toma a San Martin por debajo de los brazos para sacarlo debajo del caballo y en esos momentos un balazo lo mata. No hay duda que Baigorria se hallaba muy cerca de su jefe, porque estaba en la primera fila de su escuadrón, como se deduce del hecho de estar armado con lanza. Es sabido que al principio, y debido a la escasez de sables, esa fila, la de choque, estaba armada de lanza y pistola, mientras las otras tenían carabinas y sable de 26 pulgadas. Además, Baigorria, por ser indio, manejaba la lanza con absoluta idoneidad.
Cabral fue ascendido y glorificado en el campo de batalla. Baigorria mientras tanto no recibió ascenso, ni premio, ni distinción alguna.

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