OBRAS
COMPLETAS - LISANDRO DE LA TORRE
Ed. Hemisferio, Bs As, 1953 a 1958, 20.5x15 cm,
encuadernado, tapa dura. Prologo y notas de Raúl Larra
Tomo I: Controversias políticas, 353 pp.
Tomo II: Lucha antimperialista, 514 pp.
Tomo III: Temas Filosóficos, 237 pp.
Tomo IV: Economía y Finanzas, 446 pp.
Tomo V: Campañas presidenciales, 308 pp.
Tomo VI: Política Agraria y Municipal, 310 pp.
Tomo VII: Lisandro De la Torre por Raúl Larra, 297 pp.
El 5 de enero de 1939 se suicidó quien fue considerado
"el fiscal de la Nación" por su lucha inclaudicable contra la
corrupción: Lisandro de la Torre.
De la Torre nació en Rosario el 6 de diciembre de 1868.
En 1890 se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires y escribió una
tesis sobre el régimen municipal. Dueño de una inteligencia notable, se
interesó, obviamente, por el derecho, pero también por la filosofía, la
historia y la religión.
Luego del fracaso de la Revolución de 1890 De la Torre
participó al año siguiente, junto a Leandro Alem, en la creación de la Unión
Cívica Radical y en 1893 activamente en la revolución radical. Con el apoyo de
un grupo de correligionarios tomó por asalto la jefatura de policía de Rosario
y se dirigió hacia la capital de la provincia donde fue proclamado como
presidente del flamante gobierno revolucionario. Pero su pronto aislamiento
truncó toda posibilidad de victoria y De la Torre se vio obligado, junto a sus
seguidores, a deponer su actitud.
1896 fue un año dramático para el radicalismo ya que
murieron primero Aristóbulo del Valle y luego Leandro Alem. La acefalía se
había apoderado del partido. Con el objetivo de derrotar a Roca, De la Torre
propuso aliarse con los seguidores de Mitre pero se encontró con la férrea
oposición de Hipólito Yrigoyen. A raíz de ello De la Torre decidió abandonar el
radicalismo manifestando lo siguiente: "El Partido Radical ha tenido en su
seno una actitud hostil y perturbadora, la del señor Yrigoyen, influencia
oculta y perseverante que ha operado por lo mismo antes y después de la muerte
del doctor Alem, que destruye en estos instantes la gran política de la
coalición, anteponiendo a los intereses del país y los intereses del partido,
sentimientos pequeños e inconfesables”.
Yrigoyen no toleró los dichos de De la Torre y lo
desafió a un duelo. El sable fue el arma escogida y el lugar, los galpones
portuarios de las Catalinas del Sur (Buenos Aires). El duelo se concretó el 6
de septiembre de 1897 y favoreció a Yrigoyen. Las heridas que recibió en su
rostro obligaron a De la Torre a dejarse la barba.
De retorno a Rosario, De la torre fundó el diario
"La República" y creó una fuerza política, la "Liga del
Sur", situada ideológicamente entre los conservadores y los socialistas.
Su objetivo era defender los intereses del sur santafesino, largamente
olvidados por los sucesivos gobiernos provinciales.
Gracias a la Ley Sáenz Peña (1912), que consagró por
primera vez en nuestro país el voto universal, secreto y obligatorio, de la
Torre fue consagrado diputado nacional.
A nivel nacional personas pertenecientes a diferentes
agrupaciones políticas y otras sin afiliación partidaria llegaron a la
conclusión de que era fundamental crear una nueva fuerza política de centro
derecha que fuera capaz de competir contra el candidato radical, Hipólito
Yrigoyen. Tal fue el origen del Partido Demócrata Progresista. En un acto
celebrado en el Hotel Savoy de Buenos Aires donde quedó formalmente constituido
el nuevo partido. En 1916 triunfó Hipólito Yrigoyen. Su carisma fue demasiado
para De la Torre. En 1926 anunció su retiro de la política. En 1930 se produjo
el golpe militar contra Yrigoyen (era su segunda presidencia). Previamente seguidores del golpista Uriburu
le ofrecieron el ministerio del Interior en el futuro gobierno de facto.
La negativa de De la Torre fue rotunda. En 1931 compitió en las elecciones
presidenciales compartiendo la fórmula con el doctor Nicolás Repetto. El escandaloso
fraude impidió que asumiera como presidente. El orden conservador no lo podía
permitir. Al año siguiente asumió como senador nacional por la provincia de
Santa Fe. Mientras tanto, Luciano Molinas fue consagrado gobernador electo. En
1935 denunció el oprobioso pacto Roca-Runciman, en virtud del cual el comercio
de las carnes quedaba en manos británicas. Sus participaciones en el Senado
denunciando el acuerdo por escandaloso fueron memorables. El orden conservador
debía silenciarlo. El heroísmo de Bordabehere, su colega y discípulo, lo impidió.
En 1937, apesadumbrado por la muerte de Bordabehere,
renunció a su banca. Dos años más tarde adoptó la decisión más trascendente de
su vida. Al lado de su cadáver fue encontrada una carta dirigida a sus amigos.
Decía lo siguiente: "Les ruego que se hagan cargo de la cremación de mi
cadáver. Deseo que no haya acompañamiento público ni ceremonia laica ni
religiosa alguna. Mucha gente buena me respeta y me quiere y sentirá mi muerte.
Eso me basta como recompensa. No debe darse una importancia excesiva al desenlace
final de una vida. Si ustedes no lo desaprueban, desearía que mis cenizas
fueran arrojadas al viento. Me parece una forma excelente de volver a la nada,
confundiéndose con todo lo que muere en el Universo. Me autoriza a darles este
encargo el afecto invariable que nos ha unido. Adiós"
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