LA NARRACION DE ARTHUR
GORDON PYM como nuevo ¡! POE EDGAR
Hyspamérica, Madrid, 1ra edición en Mis Libros 1983, 19.5x14, 237 pp.
Tapa dura, rustica original de editor,
ejemplar usado, excelente estado. Traducción: José María
Alvarez. Apéndice: Constantino Bértolo Cadenas. Ilustración: Julio Gutiérrez
Mas. Ilustrado en b/n.
Poe ha pasado a la historia de la literatura como escritor de una única
novela. Y ni falta que haría más, no solo porque el autor consiguiera influir
con sus excelentes relatos en los géneros de terror, de ciencia ficción y policíaco,
sino porque su única novela, La narración de Arthur Gordon Pym, fascinó e
inspiró a partes iguales a Herman Melville, Julio Verne, H. P. Lovecraft o H.
G. Wells.
Extraña y singular, la narración de Poe decía basarse en hechos reales,
dentro de la larga tradición de novelas que gustan de presentar la ficción como
realidad y que incluye historias como Los viajes de Gulliver o Robinson Crusoe.
Sin embargo, lo cierto es que más que basarse en un acontecimiento pasado hay
que decir que la novela de Poe adelanta algo que todavía estaba por ocurrir,
algo que es más frecuente en la literatura de lo que pudiera pensarse, sobre
todo dentro del género de ciencia ficción.
Entre peripecia y peripecia uno de los pasajes de La narración de Arthur
Gordon Pym es el naufragio de un barco ballenero llamado Grampus, seguramente
basado en la tragedia del ballenero Essex. En él Poe relata cómo, tras varios
días a la deriva, cuatro supervivientes, desesperados por no tener comida,
deciden asesinar y devorar a uno de ellos para asegurar la supervivencia del
resto. Después de echarlo a suertes la desafortunada elección recae en el más
joven de todos, un grumete llamado Richard Parker, que es apuñalado y comido
por partes durante cuatro días.
Cuarenta y seis años después, el 5 de julio de 1884, ocurrió el
naufragio real de un velero mercante inglés llamado Mignonette que navegaba por
el Cabo de Buena Esperanza. Una vez más, ahora en la realidad, cuatro marineros
lograron sobrevivir al desastre: el capitán Tom Dudley, Edwin Stephens, Edmund
Brooks y ‒aquí empiezan las coincidencias más espeluznantes‒ el grumete Richard
Parker de 17 años, que por cierto había mentido sobre su edad para poder
enrolarse en el barco y que probablemente no había oído hablar en su vida de
Poe ni mucho menos conocía su novela. Después de varios días a la deriva, los
supervivientes se quedaron sin comida ni agua y tomaron la desesperada decisión
de echar a suertes quién serviría de alimento a los demás. Le tocó, como no
podía ser de otra manera, al joven Richard Parker, que corrió una suerte muy
parecida a la de su homónimo ficticio.
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