Alberto Santos Editor, Madrid, 1ra edición 1997, 24x17, 304 pp. Tapa
blanda con solapas, rustica original de editor, ejemplar sin uso, excelente estado. Prólogo
de Luis Alberto de Cuenca. Filmografía por Adolfo Camilo y Luis Vigil.
Numerosas fotos en b/n y láminas en color.
Paul Naschy ha creado dos arquetipos del cine de terror, el conde Alaric
de Marnac, mariscal de Juana de Arco, y, sobre todo, Waldemar Daninsky, el
licántropo, que debutó en "La Marca del Hombre Lobo". Parece que a
Naschy se le empieza a reconocer ahora su larga trayectoria profesional. No ha
sido únicamente la admiración que le profesa Quentin Tarantino; hace poco la Filmoteca
Nacional de España recuperó su obra y le dedicó un ciclo, y los modernos de
Fangoria, Juan Perro o Germán Coppini le han incluido entre sus mitos. La luna
llena nos convierte a veces en lobos. De eso sabe Paul Naschy más que nadie.
Pero otras veces baña con su luz al ángel que un día fuimos. Entre el lobo y el
ángel hay un sinfín de estados intermedios que Paul va describiéndonos en sus
memorias de forma apasionada y apasionante. Los fans de Naschy estamos de
enhorabuena: conocíamos y admirábamos su espléndida galería de máscaras, pero a
partir de ahora podremos conocer y admirar su auténtico rostro. Dentro del género fantaterrorífico, Paul
Naschy crea, recrea y transforma mitos, plástica y sugerencias a veces tan
inquietantes y delirantes como crueles y sensuales. Adolfo Camilo y Luis Vigil
- Spielberg y ahora Tarantino lo han redescubierto: "Es el más
grande", han dicho.
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