TEORIA SOBRE LA
PLUSVALIA (s/uso, 3 tomos) MARX
Cartago, Bs As, 1974/5, 23x16, Tomo 1: 444 pp, Tomo 2: 583 pp, Tomo 3: 572 pp. Tapa blanda,
rustica original de editor, ejemplar sin uso, excelente estado.
El trabajo no es sólo un medio para lograr un fin, sino un fin en sí
mismo; es la expresión significativa de la energía humana; por eso el trabajo
puede ser gozado y a través de él, el hombre puede cambiarse a sí mismo. El
trabajo no es un castigo para el hombre, sino el hombre mismo. Sin embargo,
Marx se queja de la perversión sufrida por el trabajo en el mundo capitalista,
que lo ha convertido en una tarea forzada, enajenada, carente de sentido; en
algo que transforma al ser humano en una especie de “monstruo tullido”
dependiente de la máquina. Esta es la peor “estupidización del obrero”, aquella
que lo reduce a la condición de accesorio viviente de una herramienta
inteligente. En tales condiciones el trabajador queda rebajado a “la más
miserable de todas las mercancías” ya que puede venderse como cualquier otro
producto y su valor está sujeto a las fluctuaciones del mercado o de la
competencia. Igual que ocurre con las demás mercancías, el precio de la fuerza
del trabajo en el mercado depende de su valor de cambio. Es decir, del tiempo
que el obrero emplea en producir sus medios de subsistencia, necesarios para
reponer la energía muscular, nerviosa, psíquica, etc., gastada frente a la
máquina. El empresario tiene con sus trabajadores una mercancía preciosa ya que
éstos producen un valor mayor que el necesario para reponer el desgaste físico
que sufren en sus trabajos: un plusvalor. Además del trabajo necesario para
recuperar fuerzas, los obreros realizan un trabajo excedente, un plustrabajo,
que es el origen del beneficio que obtiene el capitalista. En esto consiste el
segundo gran “descubrimiento” de Marx, en la teoría económica del valor
excedente o teoría de la plusvalía basada a su vez en la teoría del
valor-trabajo de David Ricardo. Si su primer hallazgo fue “descubrir” el papel
mesiánico del proletariado en el inestable sistema capitalista, su segunda
revelación será ésta, la de mostrar que el capitalista paga al trabajador lo
justo para subsistir, explotándolo así al quedarse con el valor producido por
el obrero por encima de su remuneración. Este valor excedente es la plusvalía
que enriquece al empresario. Si, por ejemplo, un trabajador produce en cinco
horas un valor igual al que está contenido en su salario, pero trabaja diez
horas. Lo que hace es trabajar la mitad del tiempo para sí mismo y la otra
mitad para el empresario. La plusvalía será, por tanto, la cantidad de valor producida
por encima de esas cinco horas necesarias para obtener el salario del obrero.
Si el capitalista entregara a sus trabajadores todo el producto del trabajo que
éstos realizan, no le quedaría ningún margen de beneficios. Lo que hace, por el
contrario, es robar tiempo de trabajo ajeno para obtener así su plusvalía.
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