PSICOANALISIS DEL
CRIMEN – THEODOR REIK
Horme,
Bs As, 1ra edición 1965, 10.5x17.5, 298 p. Encuadernación
en rustica editorial, tapa blanda levemente fatigada, ejemplar sin
uso, excelente estado de conservación.
Theodor
Reik fue el más íntimo colaborador de Freud, se hizo célebre por
sus obras de psicoanálisis aplicado,"El Impulso a Confesar"
y Psicoanálisis del Crimen"
Cuando
se efectúa un crimen, hay un delito, o sucede alguna muerte
sospechosa, el público en general se inquieta y desea que se
descubra quien es el culpable, anhela saber quien es el delincuente
desconocido. Analiza los problemas referentes a la búsqueda del
criminal desconocido, partiendo de la base de que existe en el hombre
un intenso interés por el crimen, difícilmente explicable en
términos racionales. Efectivamente es notable el interés por todo
lo relacionado con el crimen, la nota roja de los periódicos, las
películas y las novelas
policíacas,
los sucesos penales, etc.
Los
psicoanalistas interpretan esto como un sentimiento de culpa
inconsciente, que tiene sus raíces en el Complejo de Edipo. en el
cual el niño desea a la madre y anhela dar muerte al padre.
El
interés de descubrir al criminal desconocido deriva del hecho de que
dicho descubrimiento asegura que el culpable no somos nosotros,
disminuye por lo tanto nuestro inconsciente sentimiento de culpa.
Hay
diferencias y semejanzas entre la investigación criminal
y
la psicoanalítica, ya que donde termina la lógica
principia
el inconsciente. Observa cómo el amor por la lógica en la
investigación criminal es una de las fuentes mayores de error,
porque se funda sobre el presupuesto equivocado de que la causa puede
tener cierta semejanza con el afecto, y que las reacciones humanas
son dependientes de la lógica consciente, así. es común que se
confunda la realidad psíquica con la material.
Partiendo
de la hipótesis freudiana del criminal por sentimiento de culpa, en
el cual el sujeto delinque exactamente para ser castigado, sostiene
que este deseo de ser castigado, dependiente del sentimiento de culpa
inconsciente, induce inconscientemente al criminal a actuar de manera
tal que su crimen no sea jamás totalmente perfecto, de manera que la
autoridad investigadora lo pueda descubrir y por lo tanto castigar.
En
el criminal existe una tendencia consciente que lo empuja a cancelar
todo indicio de su delito y una coacción inconsciente a confesar que
lo induce a traicionarse.
La
confesión del criminal se guía sobre un inconsciente deseo de
castigo, y en cierto modo el delito se repite parcialmente durante la
confesión.
La
confesión del imputado no es jamás un consciente autoanálisis de
los impulsos inconscientes que lo han conducido al delito; el
criminal, en la mayoría de los casos, no sabe por qué a realizado
el hecho, y por lo tanto racionaliza su naturaleza . Si el criminal'
tiene el deseo inconsciente de ser castigado, es evidente que la
persona tal como es actualmente concebida no puede servir como
prevención general y especial al crimen, y lejos de evitarlo lo
favorece.
El
problema consiste en encontrar penas que vayan dirigidas no solamente
al consciente, sino que pudieran controlar, en alguna forma, al
inconsciente
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