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martes, 26 de noviembre de 2013

PSICOANALISIS DEL CRIMEN – THEODOR REIK

PSICOANALISIS DEL CRIMEN – THEODOR REIK

Horme, Bs As, 1ra edición 1965, 10.5x17.5, 298 p. Encuadernación en rustica editorial, tapa blanda levemente fatigada, ejemplar sin uso, excelente estado de conservación.

Theodor Reik fue el más íntimo colaborador de Freud, se hizo célebre por sus obras de psicoanálisis aplicado,"El Impulso a Confesar" y Psicoanálisis del Crimen"
Cuando se efectúa un crimen, hay un delito, o sucede alguna muerte sospechosa, el público en general se inquieta y desea que se descubra quien es el culpable, anhela saber quien es el delincuente desconocido. Analiza los problemas referentes a la búsqueda del criminal desconocido, partiendo de la base de que existe en el hombre un intenso interés por el crimen, difícilmente explicable en términos racionales. Efectivamente es notable el interés por todo lo relacionado con el crimen, la nota roja de los periódicos, las películas y las novelas policíacas, los sucesos penales, etc.
Los psicoanalistas interpretan esto como un sentimiento de culpa inconsciente, que tiene sus raíces en el Complejo de Edipo. en el cual el niño desea a la madre y anhela dar muerte al padre.
El interés de descubrir al criminal desconocido deriva del hecho de que dicho descubrimiento asegura que el culpable no somos nosotros, disminuye por lo tanto nuestro inconsciente sentimiento de culpa.
Hay diferencias y semejanzas entre la investigación criminal y la psicoanalítica, ya que donde termina la lógica principia el inconsciente. Observa cómo el amor por la lógica en la investigación criminal es una de las fuentes mayores de error, porque se funda sobre el presupuesto equivocado de que la causa puede tener cierta semejanza con el afecto, y que las reacciones humanas son dependientes de la lógica consciente, así. es común que se confunda la realidad psíquica con la material.
Partiendo de la hipótesis freudiana del criminal por sentimiento de culpa, en el cual el sujeto delinque exactamente para ser castigado, sostiene que este deseo de ser castigado, dependiente del sentimiento de culpa inconsciente, induce inconscientemente al criminal a actuar de manera tal que su crimen no sea jamás totalmente perfecto, de manera que la autoridad investigadora lo pueda descubrir y por lo tanto castigar.
En el criminal existe una tendencia consciente que lo empuja a cancelar todo indicio de su delito y una coacción inconsciente a confesar que lo induce a traicionarse.
La confesión del criminal se guía sobre un inconsciente deseo de castigo, y en cierto modo el delito se repite parcialmente durante la confesión.
La confesión del imputado no es jamás un consciente autoanálisis de los impulsos inconscientes que lo han conducido al delito; el criminal, en la mayoría de los casos, no sabe por qué a realizado el hecho, y por lo tanto racionaliza su naturaleza . Si el criminal' tiene el deseo inconsciente de ser castigado, es evidente que la persona tal como es actualmente concebida no puede servir como prevención general y especial al crimen, y lejos de evitarlo lo favorece.
El problema consiste en encontrar penas que vayan dirigidas no solamente al consciente, sino que pudieran controlar, en alguna forma, al inconsciente

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