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lunes, 17 de febrero de 2014

LA TRAGEDIA DEL MOVIMIENTO OBRERO - ADOLF STURMTHAL

LA TRAGEDIA DEL MOVIMIENTO OBRERO - ADOLF STURMTHAL

Editorial Huella, Bs As,1ra edición 1956, 14x20, 353 p. Tapa blanda con solapas, rustica editorial, ejemplar sin uso, excelente estado, levemente amarronado. Lomo y tapas un poco rozadas.

El sociólogo alemán Adolf Sturmthal, explica en este libro cómo el comportamiento de grupo de presión del sindicalismo alemán, al no hacerse cargo de los desafíos políticos y económicos de la crisis de la primera post-guerra, permitió el ascenso del nazismo al poder.
La obra de Sturmthal ha seguido el desenvolvimiento de las luchas de clase en todo este período. Aun cuando la misma se reduce al panorama europeo, no por ello deja de presentar enseñanzas que tienen muchos puntos de contacto con el proceso seguido por el movimiento obrero en Norteamérica y en América Latina. Sturmthal comienza su obra dándonos las definiciones de grupos de presión y de acción política, que desarrolla en su primer capítulo, en donde queda señalada la gran falta del movimiento obrero, que careció de un plan constructivo definido. Este hecho nos lo revela a través de la exposición de los acontecimientos que condujeron a un equilibrio de las fuerzas de clase con la consiguiente parálisis de todo un proceso que en su desmoronamiento produjo el triunfo del fascismo: la instauración de gobiernos socialistas o de coalición que seguían una política económica de contentamiento a las fuerzas sindicales sin atreverse a romper con el estrecho marco de ideas económicas que no rebasaban en ella la concepción clásica de la economía, del laissez-faire en momentos que se hacía indispensable la destrucción del tabú de la ortodoxia monetaria. La clase obrera se encontraba ante el dilema de decidir su camino, o bien aceptaba “la responsabilidad de la dirección política y consciente de los intereses de la nación entera, más bien que de los solos intereses del proletariado industrial. En otras palabras, ha de someterse a las necesidades del orden social existente o bien transformarlo tomando la iniciativa a favor de una política constructora. Es este esfuerzo constructor el que designo por el término de acción política"
Pero ya desde el período que precedió a la primera guerra mundial se sentaron las bases para el fracaso del movimiento obrero, que se caracterizó por un verbalismo carente de acción real, que había de embarazar a todo el movimiento hasta nuestro tiempo. Se presentaban dos perspectivas: una, la que conducía al reformismo y a una colaboración efectiva de clase, y la otra una subversión revolucionaria del régimen imperante con el establecimiento del socialismo.
El primer camino no se realizó sino en algunos aspectos muy limitados y el segundo sólo pudo ser alcanzado en la U.R.S.S., sin que la existencia de la Internacional Comunista con posterioridad al triunfo de la revolución rusa lograra en la práctica coincidir con el desarrollo de la revolución en Europa, que lentamente transformó su actividad en una estéril acción contra la socialdemocracia sin que llegara a rebasar en definitiva la vieja táctica de grupo de presión y de un radicalismo verboso, pero carente de una clara idea económica que superase la consigna de "¡Haced pagar a los ricos!". Esta actitud fue un elemento más de confusión en la política de frente popular, en momentos en que la política exterior era lo fundamental y ante la cual debió subordinarse toda la acción de la clase obrera, más preocupada entonces por las reivindicaciones sociales que en una participación responsable en una acción internacional que paralizase la fuerza del fascismo.
Después de tratar lo que él explica como la causa del fracaso del movimiento obrero, continúa el autor con varios capítulos dedicados al fracaso de la revolución alemana, para luego seguir estudiando el movimiento obrero durante la gran depresión, donde analiza el ingles, el alemán y el francés, para culminar con el éxito de la acción reformista en Suecia.
Las dos partes que dedica Sturmthal al movimiento obrero en los momentos en que triunfó el fascismo en Alemania constituyen la culminación política de toda una tradición que falseó el movimiento obrero cuyo último intento de Frente Popular, lejos de alcanzar su superación, sirvió para acentuar ya en plena crisis internacional todas las deficiencias que abrigaba en su seno.
El precio que habrá de pagar el movimiento obrero por el descuido del pensamiento y de la acción política, una vez que haya alcanzado su pleno vigor, es el fascismo. El presente político en las democracias está dominado por los responsables de la catástrofe y el movimiento obrero no se ha librado aún de los lideres y los principios que lo llevaron a la derrota.

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