LA DEGOLLACION DEL
CHACHO - GREGORIO MERCADO
Ediciones
Theoria, Bs As, 1ra edición 1966, 14x20, 168 p. Tapa
blanda, rustica editorial, ejemplar sin uso, excelente estado.
Nacido
en Guaja, caserío de la Costa alta de los Llanos en La Rioja, en
1798, Ángel Vicente Peñaloza, El Chacho, fue uno de los más
consecuentes luchadores contra el centralismo porteño, a la cabeza
de sus gauchos montoneros. Se levantó como hombre de Facundo Quiroga
contra la política rivadaviana que pretendía dominar a las
provincias, se insubordinó luego tres veces ante la política
rosista de mantener el control de la Aduana para Buenos Aires por lo
cual debió exiliarse en Chile y, especialmente, se jugó la vida
contra el mitrismo que después de Pavón quería organizar la
semicolonia en connubio con los capitales británicos. En estas
diversas ocasiones, la “Provincia Metrópoli”, como la llamó
Alberdi, pretendía mantener el control del puerto único, las rentas
aduaneras, el crédito y la política económica para crear un país
hacia afuera, dependiente del capital extranjero, dando la espalda a
las provincias interiores. Aquella región que mantenía la mayor
parte de su población y de su actividad económica y cultural, en
1810, desde Córdoba hacia el norte, habría de retorcerse sobre sí
misma por obra de la oligarquía mitrista para crear la semicolonia
de cabeza enorme sobre el litoral y el resto convertido en provincias
raquíticas. El Chacho fue uno de los que más luchó contra ese
proyecto oligárquico y semicolonial. Su derrota fue la derrota de la
Argentina latinoamericana, hacia adentro, popular, integrante de la
Patria Grande que soñaron San Martín y Bolívar, de esa Unión
Americana por la que peleó su amigo y sucesor, Felipe Varela. Cuando
el 17 de septiembre de 1861 Urquiza se retira, al tranco,
entregándole el triunfo en la batalla de Pavón a Mitre, Sarmiento
le escribe a éste: “No trate de economizar sangre de gauchos. Es
lo único que tienen de humano. Este es un abono que es preciso hacer
útil al país”, (20/9/1861). Tiempo después, El Chacho arenga a
sus paisanos: “Al abrir esta campaña no olvidéis que vais en
busca de hermanos... No, la sangre argentina debe economizarse ...”,
(26/3/1863). Mitre, por su parte, decide arrasar con todo el oeste y
noroeste opositor y ordena: “Mi idea se resume en dos palabras:
quiero hacer en La Rioja una guerra de policía. La Rioja es una
cueva de ladrones, que amenaza a los vecinos y donde no hay gobierno
que haga nada... Declarando ladrones a los montoneros, sin hacerles
el honor de considerarlos como partidarios políticos, ni elevar sus
depredaciones al rango de reacción, lo que hay que hacer es muy
sencillo”, (Mitre a Sarmiento 29/3/1863). Sarmiento comprende:
“Entonces, es permitido quitarles la vida donde se los encuentre”.
Y ya le ha dicho a Mitre: “Son animales bípedos de tal perversa
condición que no sé qué se obtenga con tratarlos mejor”,
(Sarmiento a Mitre, 24/3/1863). Mitre, a su vez, estaba convencido:
“Mejor que entenderse con el animal de Peñaloza es voltearlo...
Aprovechemos la oportunidad de los caudillos que quieren suicidarse
para ayudarlos a bien morir... Al Chacho es preciso que se lo lleve
el diablo barranca abajo”, (Mitre a Marcos Paz, 10/1/1862). Pero
El Chacho resiste con su pueblo y confía en que Urquiza se levantará
contra Buenos Aires: “Me he puesto a la cabeza del movimiento de
libertad, igual al que usted hizo el 1 de mayo en esa heroica
provincia contra la tiranía de Rosas. Si usted estuviese en estos
pueblos vería cuánto han sufrido y cuánto los han asesinado y
vería que este movimiento es contra otra tiranía peor que la de
Rosas. Nada nos falta sino que usted monte a caballo... y mande todo
el armamento que pueda”, (El Chacho a Urquiza, 7/6/1863 y
14/6/1863). Pero Urquiza sólo quiere hacer negocios y El Chacho es
derrotado en Lomas Blancas, Las Playas y Caucete. El 12 de noviembre
se rinde en Olta. Los mitristas lo matan y lo degüellan. Su cabeza
es colgada en una pica de una plaza de Olta.
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