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jueves, 27 de febrero de 2014

EL CONFLICTO CHINO SOVIETICO-HUDSON/LOWENTHAL/MAC FARQUHAR

EL CONFLICTO CHINO SOVIETICO-HUDSON/LOWENTHAL/MAC FARQUHAR

Paidós, Bs As, 1ra ed. 1969, 11x18.5, 472 p. Tapa blanda, rustica editorial, ejemplar sin uso, excelente estado.

Las raíces del conflicto entre China y la URSS se remontan a la época en que Mao conquistó el poder en el PCCh en la década de 1930, contrariando las preferencias soviéticas. Hasta ese momento, el PCCh había estado prácticamente tutelado por la URSS a través de la Internacional Comunista, fuertemente ligada al aparato soviético. Mao había marcado distancias con la URSS desde antes de liderar el comunismo chino, desarrollando una idea propia del leninismo basada en los campesinos más que en los obreros urbanos, en contra de la ortodoxia ideológica aplicada en la URSS, considerando que el elemento campesino en China era mucho más numeroso y significativo que el proletariado obrero.
Mientras que Stalin consideraba válido tratar a China como un nuevo satélite de la URSS, los nuevos dirigentes chinos deseaban un trato en condiciones de igualdad. No en vano, uno de los objetivos de la lucha comunista en China había sido liberar al país de la sumisión a las potencias extranjeras. Asimismo, Mao y sus colaboradores consideraban necesario un trato igualitario al haber triunfado sin recibir ayuda sustancial de la URSS durante la guerra civil china, y que no debían su subsistencia a la presencia de tropas soviéticas.
La ayuda de la URSS a la República Popular China fue vista como mezquina e interesada por muchos líderes chinos, entre ellos el propio Mao, a quien ya Stalin había tratado con desdén en su primera visita a Moscú en 1949. No obstante, la URSS empezó a remitir ayuda financiera y económica a China en amplia escala, considerando que el atraso tecnológico e industrial de China resultaba en un fértil terreno para asentar firmemente la influencia soviética en el país.
Cuando Krushchov postuló la necesidad de una coexistencia pacifica con los países capitalistas, tal fórmula ofuscó a Mao, para quien la lucha del comunismo contra el capitalismo hasta el aplastamiento de éste último era un principio ideológico irrenunciable. Así, Mao empezaba a ver a su país como el nuevo referente mundial de la lucha comunista, que debía abandonar a una URSS que traicionaba a la causa ideológica. En 1958 Krushchov, nada temeroso de un enfrentamiento armado de la URSS con los EEUU por la cuestión de Taiwan, rehusó apoyar las acciones militares del Ejercito Popular de Liberación, las fuerzas armadas chinas, contra los archipiélagos de Matsu y Quemoy, controlados por Taiwan al final de los 50. Nuevamente Mao consideró esta negativa soviética como un repliegue de la URSS ante EEUU, por lo cual consideró que China debería contar sólo con sus propias fuerzas en caso de un conflicto bélico contra EEUU y Japón.
En 1962, con las relaciones aún más tensas, China condenó la posición soviética durante la crisis de los misiles en Cuba acusándolo de pasar del aventurerismo a la capitulación ante EE.UU., mientras la URSS acusó al gobierno chino de no prever las consecuencias de una guerra nuclear. Poco después la URSS negaría una vez más el apoyo a la República Popular China en la breve guerra que ésta mantuvo con la India en noviembre de 1962 por el control de una zona fronteriza en el extremo suroccidental del país. Con ello, la ruptura quedó completada entre China y la URSS, aunque sin llegar formalmente al rompimiento de relaciones diplomáticas.
A estas desavenencias ideológicas se unieron otras de tipo territorial. Aunque en el Tratado de Amistad, Alianza y Asistencia Mutua firmado el 14/feb/1940, había aceptado reconocer la independencia de Mongolia, antiguo territorio chino, los dirigentes chinos intentarían reabrir la cuestión tras la muerte de Stalin. También se plantearon otras reivindicaciones territoriales chinas a lo largo de la frontera entre los dos países. Krushchov rechazó categóricamente las pretensiones chinas de revisar la frontera sino-soviética.
Estas disputas territoriales alcanzarían su momento de tensión máxima en el incidente bélico de la isla de Zhenbao ("Damanski" en ruso) en el rio Ussuri, donde se desarrolló una serie de combates entre marzo y setiembre de 1969 entre tropas chinas y soviéticas por el control del islote. Este enfrentamiento armado supondría el punto más bajo en las relaciones entre los dos países, y se llegó a temer la posibilidad de una gran guerra abierta entre las dos potencias comunistas.

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