ESTACION
DE MASCARAS (1ra ed., intonso) - ARTURO USLAR PIETRI
Losada,
Bs As, 1ra edición 1964, 21x15, 200p. Tapa
blanda con solapas, rustica editorial, ejemplar sin uso, excelente
estado. Intonso. Ilustración de tapa por Baldessari.
Estación
de máscaras es la continuación de Un retrato en la geografía.
Debería haber formado parte de una trilogía que Arturo Uslar Pietri
llamó con un título tomado de Juan de Mena (Laberinto de fortuna) y
que se quedó en sólo dos tomos, debido a que Uslar Pietri inició
la aventura de escribir Laberinto de fortuna con una finalidad
política que se frustró en 1964.
En
Estación de máscaras, a diferencia de la primera del ciclo, el
autor utiliza con mucho dominio varias de las técnicas que poco
después usarán Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y otros
escritores y que caracterizarán a las novelas del Boom de la
narrativa latinoamericana. Así, Uslar Pietri juega con el tiempo,
aplica técnicas cinematográficas como el flash back y convierte al
lector en parte muy bien integrada del proceso de comprensión del
material que tiene frente a sí. Uslar
Pietri se interna de lleno en el "arte literario", hasta en
los diálogos que son manejados con técnicas cinematográficas muy
bien aplicadas. Uslar Pietri va saltando en el tiempo, hasta
concentrarse en lo que va a ocurrir en la novela, en una seguidilla
interesantísima de hechos en informaciones que centran la atención
del lector en la acción, en el argumento, en la trama.
Con
Estación de máscaras Arturo Uslar Pietri logra plenamente lo que ya
era el desideratum de Gabriel García Márquez: hacer una novela 100%
cinematográfica, escribir una novela que a la vez sea una película.
Los diálogos son eficientes y muy cinematográficos, las
descripciones bien podrían ser acotaciones de un guión, hay
primeros y segundos planos claramente definidos, hay juegos de
iluminación, hay paneos, hay todo lo que caracteriza una muy buena
película.
En
efecto, se trata de unas novelas diferentes de las que Uslar Pietri
había publicado anteriormente: aquí no se sacan noticias de los
textos históricos para reconstruir una historia verosímil, ni, como
en la literatura de principios de siglo, el paisaje rural constituye
el escenario privilegiado. Aquí se empieza por la realidad
cotidiana, las personas conocidas, el propio marco geográfico
ciudadano, los problemas de todos los días que, según el escritor,
se originan del petróleo y de la riqueza desmesurada y desordenada
que con éste se manifiesta.
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