CLAUSEWITZ
COMO PENSADOR POLITICO - CARL SCHMITT
Ed Struhart
& Cia, Bs As, 1ra ed. 1967,
17.5x10.5 cm, 81 pp. Rustica, ejemplar Nuevo, excelente estado.
El traductor, Javier Conde (1908-1974), fue discípulo
y traductor de Hermann Heller y Carl Schmitt, catedrático de Derecho político, director
del Instituto de Estudios Políticos y embajador de España. Una parte sustancial
de su obra jurídica política ha sido encuadrar conceptualmente la II República,
la Guerra civil y la primera década de la dictadura de Franco recurriendo a las
categorías de sus maestros alemanes. Conde, se convirtió, sobre todo a partir
de 1942, en el capitán de la escuela española del derecho político (1935-1969),
grupo intelectual llamado a dar forma de Estado a la nación y apacentar las
situaciones por las que había venido atravesando España desde 1931.
Schmitt presenta los aspectos más interesantes para
una compresión de Clausewitz como pensador político, no limitado al rol del
periodo de la reforma militar prusiana del 1807-1802. Subraya la importancia de
las “lecciones sobre la guerra de guerrillas” dictadas por Clausewitz en la escuela
militar de Berlín entre 1810-1812. La influencia sobre el General Yorck durante
la convención de Tauroggen será otro aspecto del Clausewitz político. Las
lecciones sobre la “guerra de guerrillas” serán de particular importancia para
Schmitt, puesto que se relacionan directamente con sus reflexiones sobre la
“teoría del guerrillero”. Según el autor, existe una ambigüedad inicial en la
“enemistad” alemana hacia los franceses: Schmitt nos recordará la apología
bonapartista de Hegel o el ímpetu poético pro-francés del mismo Goethe. Por
otro lado, observaremos también el rol del filósofo-clave que determinará
claramente a Napoleón como el verdadero Feind, el verdadero enemigo: Fichte.
Para Schmitt, Fichte, el filósofo de la “sociedad total” (según la lógica
idealista Yo-Sociedad-Nación-Reich-Humanidad) es el verdadero precursor de una
nueva legitimidad en la Prusia de entonces, en la medida que el filósofo logra
una auténtica politización del idealismo alemán. Fichte logra una unión entre
el principio protestante prusiano, heredado de la Reforma, y una nueva Prusia
en clave nacional-revolucionaria. No es casual que Fichte haya sido el filósofo
más leído por los legionarios y primeros grupos paramilitares (Freikorps)
alemanes. Retomando la tesis (político-teológica) de Hugo Ball, solo con Fichte
la reforma espiritual luterana llega a una necesaria realización política en
clave nacional-revolucionaria, subraya Schmitt. Según este, el no-yo fichtiano logra
finalmente una forma ideológica determinada (Gestalt) a partir de un enemigo
concreto y determinado, el enemigo francés. Clausetwitz (que citará a Fichte)
realiza la forma política complementaria que Fichte determinará únicamente en
forma filosófica e ideológica: Clausewitz no lo hará (y esto es lo relevante)
desde la experiencia del “político” de profesión (mucho menos desde aquella del
filósofo), sino desde la del militar de profesión, desde la experiencia directa
de la guerra.
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