BOSQUIVIA REVISTA HUMOR
Ediciones de la Urraca, Los libros de HUMOR, Bs As, 1ra edición 1984,
19.5x28, 104 p. Rústica editorial, encuadernación de tapa blanda, ejemplar usado, muy buen estado de
conservación. Historia escrita por Carlos Trillo y Guillermo Saccomanno,
dibujada por Tabaré Gómez, hasta el undécimo capítulo y a partir de allí y
hasta el número veinticinco, la gráfica estuvo en manos de Raúl Fortín.
Bosquivia es una gran fábula, repartida en varios episodios unitarios,
con animales que no sólo hablan sino que viven y actúan como humanos. Insertada
en una coyuntura política particularmente desgraciada –el proceso de
reorganización nacional- fue una metáfora zoológica donde se reflejaron muchas
de las cosas que pasaban todos los días. Bosquivia
se ubica en la etapa combativa que asumió la editorial durante la etapa de
transición a la democracia. En un escenario de opresión política y civil la
revista en ese momento de su historia interpela a través del consenso en franca
oposición al régimen militar. En Bosquivia,
los juegos del lenguaje humorístico se evidencian por doquier. La historia
construye y reconstruye constantemente, y sin alteraciones, los ritmos
paródicos de una narración que siempre dice más de lo que parece. Podría
pensarse que entre la catarsis y la provocación se dibuja una reflexión
profunda y crítica: una verdadera descripción de la realidad. Algo muy alejado
al pasatismo y a la risa.
Bosquivia a través de la animalización de los actores de la dictadura
permite, al menos, dos lógicas funcionales. Por un lado, el planteamiento de
una metáfora de sencilla decodificación ligada a los roles que cumplieron cada
uno de los actores involucrados en el Proceso de Reorganización Nacional: el ministro
de defraudaciones es el cuervo Martineta de Hoz, los presidentes son gorilas
consecutivamente volteados por la conspiración bosquiviana, el León es el gran
dictador del bosque de Bosquivia, etcétera...
Por otro, este gesto enunciativo, a través de figuras retóricas como la
alegoría y la metáfora, permite construir un humor combativo y no partidario
propio de la prensa independiente moderna.
La serie zoológica compone un entramado alegórico de la dictadura. Para
Roland Barthes la alegoría es un acertijo, una escritura compuesta de imágenes
concretas que el lector debe descifrar. Supone la presencia de un texto previo
al que previamente se hace referencia. Por lo tanto, es un discurso para ser
decodificado por un receptor cómplice, un cazador furtivo, en palabras de
Michel De Certeau.
La contra-ideología aparece a través de un discurso indirecto y
transitivo. Este tipo de elección escritural y gráfica aparece, una y otra vez
en los episodios de Bosquivia.
Lo político emerge en el relato a través de la apertura de una serie
paradojas que componen la trama argumental. La historia se diferencia de las
estrategias de representación evitando la estetización artística y el
documentalismo sentimentalista. Bosquivia puede narrar el horror: y lo hace a
través de la metáfora del trauma. O quizás una
forma de poder contar lo inexpresable.
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