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lunes, 8 de septiembre de 2014

REVISTA BOSQUIVIA REVISTA HUMOR

BOSQUIVIA  REVISTA HUMOR
Ediciones de la Urraca, Los libros de HUMOR, Bs As, 1ra edición 1984, 19.5x28, 104 p. Rústica editorial, encuadernación de tapa blanda,  ejemplar usado, muy buen estado de conservación. Historia escrita por Carlos Trillo y Guillermo Saccomanno, dibujada por Tabaré Gómez, hasta el undécimo capítulo y a partir de allí y hasta el número veinticinco, la gráfica estuvo en manos de Raúl Fortín.

Bosquivia es una gran fábula, repartida en varios episodios unitarios, con animales que no sólo hablan sino que viven y actúan como humanos. Insertada en una coyuntura política particularmente desgraciada –el proceso de reorganización nacional- fue una metáfora zoológica donde se reflejaron muchas de las cosas que pasaban todos los días. Bosquivia se ubica en la etapa combativa que asumió la editorial durante la etapa de transición a la democracia. En un escenario de opresión política y civil la revista en ese momento de su historia interpela a través del consenso en franca oposición al régimen militar. En Bosquivia, los juegos del lenguaje humorístico se evidencian por doquier. La historia construye y reconstruye constantemente, y sin alteraciones, los ritmos paródicos de una narración que siempre dice más de lo que parece. Podría pensarse que entre la catarsis y la provocación se dibuja una reflexión profunda y crítica: una verdadera descripción de la realidad. Algo muy alejado al pasatismo y a la risa.
Bosquivia a través de la animalización de los actores de la dictadura permite, al menos, dos lógicas funcionales. Por un lado, el planteamiento de una metáfora de sencilla decodificación ligada a los roles que cumplieron cada uno de los actores involucrados en el Proceso de Reorganización Nacional: el ministro de defraudaciones es el cuervo Martineta de Hoz, los presidentes son gorilas consecutivamente volteados por la conspiración bosquiviana, el León es el gran dictador del bosque de Bosquivia, etcétera...
Por otro, este gesto enunciativo, a través de figuras retóricas como la alegoría y la metáfora, permite construir un humor combativo y no partidario propio de la prensa independiente moderna.
La serie zoológica compone un entramado alegórico de la dictadura. Para Roland Barthes la alegoría es un acertijo, una escritura compuesta de imágenes concretas que el lector debe descifrar. Supone la presencia de un texto previo al que previamente se hace referencia. Por lo tanto, es un discurso para ser decodificado por un receptor cómplice, un cazador furtivo, en palabras de Michel De Certeau.
La contra-ideología aparece a través de un discurso indirecto y transitivo. Este tipo de elección escritural y gráfica aparece, una y otra vez en los episodios de Bosquivia.
Lo político emerge en el relato a través de la apertura de una serie paradojas que componen la trama argumental. La historia se diferencia de las estrategias de representación evitando la estetización artística y el documentalismo sentimentalista. Bosquivia puede narrar el horror: y lo hace a través de la metáfora del trauma. O quizás una forma de poder contar lo inexpresable.
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