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lunes, 24 de agosto de 2015

DOCTOR ZHIVAGO (1ra ed) BORIS PASTERNAK

DOCTOR ZHIVAGO (1ra ed)  BORIS PASTERNAK
Minerva, Montevideo, 1ra edición 1958, 20x14, 542 pp. Tapa blanda con sobrecubierta, rustica original de editor, ejemplar usado, muy buen estado.

El doctor Zhivago es un fresco histórico que va de la Revolución de 1905, de aquellas jornadas que hicieron temblar al zar Nicolás y emocionaron a jóvenes como Pasternak, hasta el año de 1943, cuando apareció en el horizonte la posibilidad de derrotar a los invasores alemanes.
El doctor Zhivago, ¿gran libro y mala novela? La pregunta no tiene respuesta pero hacérsela nos permite entrar a un mundo encantado y titánico donde la herencia épica de la novela compite con su disolución vanguardista, se repone la antigua querella de la prosa contra la poesía y presenciamos el choque entre la historia y la naturaleza. La materia donde ocurren estos antagonismos esenciales es la Revolución Rusa y el personaje central es Pasternak, quien atravesó la peor de las épocas en que podía vivir un escritor para, inverosímilmente, morir en su cama, cerca de su esposa y de su amante, atendido por los mejores médicos soviéticos. Ello ocurrió apenas un par de años después de la publicación de El doctor Zhivago, novela que le valió el Premio Nobel de Literatura de 1958, honor rehusado tras la amenaza del destierro proferida en su contra por el régimen stalinista.  
Poseedor de una misteriosa libertad originada, cuenta la leyenda, en la admiración de Stalin por su poesía, Pasternak es unánimemente reconocido por los rusos como uno de sus más grandes poetas. “No toquen a ese ángel”, les habría dicho Stalin a sus sicarios cuando le presentaron el expediente de un poeta que casi siempre se negó a entonar las loas del stalinismo, absteniéndose de publicar poesía desde el comienzo del terror hasta la Segunda Guerra Mundial.
La novela se nos presenta como el recuerdo colectivo que los amigos del médico poeta le brindan tras conocer su poesía póstuma. Esa original decisión de Pasternak, la de cerrar la novela con esos veinticinco poemas que le presta a su álter ego, fue de una enorme eficacia: el ciclo de Zhivago concluye de manera memorable la obra poética de Pasternak y blinda a El doctor Zhivago contra la corrosión del tiempo. Melodramática, la novela se preserva gracias a la poesía.
Tenía todo para gustar al gran público El doctor Zhivago y gustó, resultando del todo lógico que un director como David Lean la filmara en 1965, ofreciendo una versión lírica bastante fiel al espíritu de Pasternak. No solo era un novelón tremendo sobre el amor, la guerra y la revolución sino una novela típicamente rusa abundante en digresiones filosofantes y alardes metafísicos. Escasamente dialógico, Pasternak se inventa un álter ego en Zhivago y a la vez le proporciona a este un mentor, el filósofo Nikolái Nikoláievich Vedeniapin, quien interpretará la Revolución rusa, a lo largo de la novela, a la luz de la extrema cristianización del mundo propia de la filosofía rusa de principios de siglo, tanto en su versión “laica”, la de Tolstói como en la de Soloviev, más propiamente ortodoxa.

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