EL VINO DEL
ESTIO -
RAY BRADBURY
Minotauro,
Bs As, 1967, 21.5x13.5 cm, 221 pp.
El vino del estío es una obra de ciencia ficción
disfrazada de falsa autobiografía. Es también un relato de realismo mágico
disfrazado de fantasía. Y una de las mejores novelas sobre el pasado y el mito
del verano eterno, pero también disfrazada, porque haber sido escrita por
Bradbury parece condenarla al terreno de los iniciados en la ciencia ficción. Y
quizás por todo ello, El vino del estío ha ido cobrando fuerza como una de las
obras fundamentales de Bradbury, quien consigue un tremendo fresco sentimental
sobre la infancia, el verano, el tiempo que se va y los descubrimientos que
llegan antes de la adolescencia, antes del amor, antes de todo. Pocos autores
han mirado la niñez con el cariño que lo hace Bradbury sin caer en lugares
comunes. Casi nadie le ha sabido dar, además, un halo de fantasía casi
científica.
La novela es, simplemente, el relato de los días de
verano de 1928, casi en forma autobiográfica. Bradbury parece debatirse entre
la realidad y la fantasía, así que cuando ésta irrumpe lo hace a través de pequeñas
rendijas, como las invenciones insólitas que rodean a un niño de doce años: una
máquina de la felicidad, una que pasea a por el mundo a dos señoras y hasta una
para viajar en el tiempo.
Bradbury habla de lo cotidiano como si fuera lo
fantástico, de los jardines con césped recién cortado como si fueran las arenas
de Marte. Para él, como para el niño protagonista, todo tiene el mismo
misterio. Y la realidad sólo se sostiene gracias a los pequeños ritos, a los
usos y costumbres. Sólo porque los personajes elaboran el primer vino del
estío, por el aroma de los jardines, por las tardes de juegos que acaban bajo
las estrellas; sólo por eso, El vino del estío es una novela sobre le mundo
real.
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