PARA
COMERTE MEJOR - GUDIÑO KIEFFER EDUARDO
Losada,
Bs As, 1976, 18x11.5, 200 pp. Tapa blanda, rustica original de
editor, ejemplar usado, excelente estado.
Para
comerte mejor es mi primera novela. Fue publicada a fines de 1968. Ha
transcurrido mucho tiempo, y sin embargo sigo queriendo
entrañablemente a los personajes de este libro. Todavía me siento
tan suicida como Sebastián y tan vital como Robbie; tan urbano como
Ana y tan campesino como Flor de Irupé. Todavía amo a Cecilia
porque nunca logré corporizarla. Todavía me habitan Mierdalín el
Bueno y Mierdalón el Malo, ángeles de toda interna contradicción.
Todavía puedo entender el lenguaje popular del Rulo, la mentalidad
de un preso hómosexual como Romeo Tavares, la estulticia y los
enamoramientos de la obesa doña Amparito. El autor que olvida a sus
personajes se olvida de sí mismo.Hay circunstancias que cambiaron.
Ya no existe Bonavena, ya no existen ciertos lugares de la Costanera
Sur, ya no existen los avisos publicitarios de aquel entonces. Pero
Buenos aires sigue siendo la misma, diosa omnívora y pagana, lobo
feroz que devora no sólo a los inocentes que vienen del interior
sino también a sus propios habitantes. Esta reedición me devuelve a
la ciudad tal como era entonces. Se me ocurre que hoy podría decirle
exactamente lo mismo que entonces le decía: "Ay Buenos Aires,
tan olvidada de vos misma a fuerza de pensar en vos misma".
Eduardo
Gudiño Kieffer nació en 1935, en Esperanza, Santa Fe. En los años
60, su novela Para comerte mejor se
convirtió en best seller e hizo de él un autor celebrado en las
influyentes páginas de la revista Primera Plana .
Mientras sus obras se agotaban en las librerías, el autor, como
figura pública, frecuentó hasta comienzos de la década del 90 los
cóctels, la radio y la televisión.
Su
prosa, aun la más realista y coloquial, se caracteriza, en efecto,
por el cuidado y la plasticidad de su elaboración. Un lenguaje
literariamente eficaz y, al mismo tiempo, revelador de una fértil
inventiva y amenidad. Gudiño Kieffer no creía, como muchos jóvenes,
que lo más importante en literatura es transgredir y experimentar.
Aspiraba a continuar la mejor tradición de la narrativa argentina
que para él incluía nombres insoslayables como los de Arturo
Cancela, Manuel Mujica Lainez, Marco Denevi y Manuel Puig, así como
los de sus grandes amigas Beatriz Guido y María Angélica Bosco.
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