Dirección: Manuel Aranda. Jefe de Redacción: Esvén Segovia. Colaboradores: Beas / Colazo / Crist / Fenner / Fontanarrosa / Foresto / Ielpi / Manuel / Napoleón / Gregorio / Amengual / Persig / O’Keefee / etc.
La cebra a lunares apareció en Rosario entre fines de 1973 y mediados de 1975. Tuvo una periodicidad bastante regular, aunque nunca logró consolidarse como un mensuario y su repercusión hizo que alcanzara distribución nacional. Lo que distinguió a La cebra a lunares, fue empezar a mirar a Rosario con humor. El gran hallazgo de La cebra fue el de los íconos rosarinos. Fue en la revista donde comenzó a hablarse de Pichincha, o de Rita la salvaje. La comparación con Hortensia ayudó a definir el perfil propio, los cordobeses tenían un humor que estaba en la calle, y que llevaron a la revista. Lo de La Cebra fue rastrear historias, personajes, cosas de Rosario. La ciudad y sus habitantes se convirtieron en tema frecuente de las notas y el humor de la revista. La revista se confesaba apostólica rosarina, “ya que todos sus rosarinos integrantes sentimos el humor como un apostolado".
Incluye un reportaje a Alfonso Alonso Aragón, el poeta Aragón, rey del carnaval rosarino. Era un tema de actualidad ya que ese año (1974) el festejo del corso se había suspendido.