PROMOCION SOCIAL Y EDUCACION - MANUEL FRAGA IRIBARNE. Colección “O . CRECE. O. MUERE” Editora Nacional Madrid 1ra edición 196111.5x18.5 cm, 63 pp.
Fraga, desde su adolescencia, fue un fascista convencido, afiliándose muy joven a la Falange Española de las JONS, donde empezó su carrera política que le llevaría a ocupar, en 1951, el cargo de secretario general del Instituto de Cultura Hispánica; en 1953, el de secretario general del Consejo Nacional de Educación; entre 1955 y 1958, el de secretario general técnico del Ministerio de Educación; entre 1958 y 1962, el de secretario de la Comisión de Asuntos Exteriores de las Cortes; y en 1961, el de director del Instituto de Estudios Políticos, ingresando, además, en el Cuerpo Diplomático en calidad de consejero de Embajada. Al mismo tiempo que desempeñaba los cargos citados, fue consejero nacional, procurador en Cortes y miembro del Consejo de Estado. Todo un insuperable carrerón al calor de la lumbre franquista. Sin embargo, hasta el 10 de julio de 1962, fecha en que Franco nombró el primer gabinete de la etapa que se conoce como “el desarrollo”, pocos conocían a Manuel Fraga Iribarne. Aquel día, en medio de una nómina ministerial que incluía a personajes como Agustín Muñoz Grandes, Luis Carrero Blanco, Camilo Alonso Vega, Pedro Nieto Antúnez, Manuel Lora Tamayo, Jorge Vigón, Gregorio López Bravo, Alberto Ullastres, Mariano Navarro Rubio, José Solís Ruiz y algunos otros de apellidos menos conocidos (la mayoría militares golpistas, miembros del Opus Dei o ambas cosas a la vez), la opinión pública “descubrió” que el amenazador paquete gubernamental incluía una “gran esperanza blanca”, un “renovador” de brillante expediente universitario que auguraba brisas “progresistas”. Además, el dictador le había designado titular de la cartera de Información y Turismo.
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