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lunes, 15 de octubre de 2012

CLAUSEWITZ COMO PENSADOR POLITICO - CARL SCHMITT


CLAUSEWITZ COMO PENSADOR POLITICO   -  CARL SCHMITT
Ed Struhart & Cia, Bs As,  1ra ed. 1967, 17.5x10.5 cm, 81 pp. Rustica, ejemplar Nuevo, excelente estado.

El traductor, Javier Conde (1908-1974), fue discípulo y traductor de Hermann Heller y Carl Schmitt, catedrático de Derecho político, director del Instituto de Estudios Políticos y embajador de España. Una parte sustancial de su obra jurídica política ha sido encuadrar conceptualmente la II República, la Guerra civil y la primera década de la dictadura de Franco recurriendo a las categorías de sus maestros alemanes. Conde, se convirtió, sobre todo a partir de 1942, en el capitán de la escuela española del derecho político (1935-1969), grupo intelectual llamado a dar forma de Estado a la nación y apacentar las situaciones por las que había venido atravesando España desde 1931.

Schmitt presenta los aspectos más interesantes para una compresión de Clausewitz como pensador político, no limitado al rol del periodo de la reforma militar prusiana del 1807-1802. Subraya la importancia de las “lecciones sobre la guerra de guerrillas” dictadas por Clausewitz en la escuela militar de Berlín entre 1810-1812. La influencia sobre el General Yorck durante la convención de Tauroggen será otro aspecto del Clausewitz político. Las lecciones sobre la “guerra de guerrillas” serán de particular importancia para Schmitt, puesto que se relacionan directamente con sus reflexiones sobre la “teoría del guerrillero”. Según el autor, existe una ambigüedad inicial en la “enemistad” alemana hacia los franceses: Schmitt nos recordará la apología bonapartista de Hegel o el ímpetu poético pro-francés del mismo Goethe. Por otro lado, observaremos también el rol del filósofo-clave que determinará claramente a Napoleón como el verdadero Feind, el verdadero enemigo: Fichte. Para Schmitt, Fichte, el filósofo de la “sociedad total” (según la lógica idealista Yo-Sociedad-Nación-Reich-Humanidad) es el verdadero precursor de una nueva legitimidad en la Prusia de entonces, en la medida que el filósofo logra una auténtica politización del idealismo alemán. Fichte logra una unión entre el principio protestante prusiano, heredado de la Reforma, y una nueva Prusia en clave nacional-revolucionaria. No es casual que Fichte haya sido el filósofo más leído por los legionarios y primeros grupos paramilitares (Freikorps) alemanes. Retomando la tesis (político-teológica) de Hugo Ball, solo con Fichte la reforma espiritual luterana llega a una necesaria realización política en clave nacional-revolucionaria, subraya Schmitt. Según este, el no-yo fichtiano logra finalmente una forma ideológica determinada (Gestalt) a partir de un enemigo concreto y determinado, el enemigo francés. Clausetwitz (que citará a Fichte) realiza la forma política complementaria que Fichte determinará únicamente en forma filosófica e ideológica: Clausewitz no lo hará (y esto es lo relevante) desde la experiencia del “político” de profesión (mucho menos desde aquella del filósofo), sino desde la del militar de profesión, desde la experiencia directa de la guerra.

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